El Toro de Barro

El Toro de Barro

domingo, 25 de junio de 2000

Psª del Holcoausto. "Wiegala, wiegala, weier", de Ilse Weber






(En preparación, por Carlos Morales)


Wiegala, wiegala, weier




Wiegala, wiegala, weier,
el viento toca la lira,
 dulce entre juncos verdes.
Silba el ruiseñor su canto.
Wiegala, wiegala, weier,
el viento toca la lira.

Wiegala, wiegala, werne,
la luna es una linterna
de pie contemplando el mundo
refugio en el cielo negro.
Wiegala, wiegala, werne, 
la luna es una linterna.

 Wiegala, wiegala, wille,
 ¡qué silencioso está el mundo!
Nada turbe su quietud.
Duermete, niño, también, 
Wiegala, wiegala, wille,
¡el mundo todo es silencio!



***



Wiegala, wiegala, weier,
der Wind spielt auf der Leier.
Er spielt so süss im grünen Ried,
die Nachtigall, die singht ihr Lied.
Wiegala, wiegala, weier,
der Wind spielt auf del Leier.

Wiegala, wiegala, werne,
der Mond ist die Laterne,
der steht am dunklen Himmelszelt
und Schaut hernieder auf die Welt.
Wiegala, wiegala, werne,
der Mond is die Laterne.

Wiegala, weigala, wille,
wie ist die Welt so stille !
Es stört kein Laut die süsse Ruh,
schlaf, mein Kindchen, schlaf auch du.
Wiegala, wiegala, wille,
wie ist die Welt so stille!



 


"Canción de cuna de Thersienstadt"   *   ”A casa"

"Adios, compañero"   *   "Wiegala, wiegala, weier"

"Camino por Theresienstadt"   *   "Cinco años"


 


Grandes Obras de
El Toro de Barro
PVP: 10 euros Pedidos a:
edicioneseltorodebarro@yahoo.es

En un dramático–y real– camino de retorno, algunos de los 130 niños que sobrevivieron a Auschwitz vijaron de nuevo al escenario de aquel apocalipsis con un grupo de estudiantes israelíes de secundaria, en el que se encontraban sus hijas. El encontronazo de dos generaciones distintas con aquella memoria de dolor provocó una gigantesca catarsis individual y colectiva, cuya historia fue narrada por la psicóloga infantil Amela Einat en La cicatriz del humo, Esta novela coral pone de manifiesto las diversas formas de experimentar la presencia real de aquella tragedia en todas las generaciones del Israel contemporáneo, de cuyas patologías Amela Einat es una reputada e innovadora especialista




"El Profeta", de Carlos Morales. De su Libro "S". Ilustración Leonardo da Vinci

















4 comentarios:

A chuisle dijo...

De una gran ternura y belleza, me recordó una historia que tiene mucho que ver con esta y una canción yiddish: Tum balalaika. De esa historia verdadera se hizo una película, "Prendimi l'anima". Dejé un post hace tiempo, te recomiendo que lo leas. Puedes copiar este link y lo encontrarás.

Un saludo cordial Carlos.

http://a-chuisle-mo-croi.blogspot.com/2012/02/la-vida-es-veces-muy-injusta.html

Natividad Cepeda dijo...

Carezco de capacidad para entender el por qué de hacer daño a los demás. Benditas sean todas las personas que ayudan a los demás incluso en ocasiones terribles de imaginar. gracias por recordarnos a eta maravillosa poeta y a tantos otros poetas: gracias.

Marcos Mantacana dijo...

Conmovedor, impresionante. Magnífico trabajo. Gracias. Un cordial saludo.

mery sananes dijo...

Difícil adjetivar este poema, a menos que uno pudiera reconstruir su música y hacer renacer cada niño. A menos que uno diera escribir sólo en sustantivos. Decir belleza sería quedarse corto, porque el poema y el gesto que lo acompaña sobrepasa toda dimensión de la palabra, para instalarse en el territorio del espíritu. Allí donde el silencio es el mejor poema porque queda expresado en una armonía que después de cantada sigue vibrando en el aire.

Hoy ese canto, enhebrado en aquellos niños llevados por su dulzura lúdica y acompañados por el corazón de Ilse, dejó ese mismo instante de ser ceniza, para hacerse partitura del viento, sonata de amanecer, clamor silencioso de ser recogido y vertido en un mundo y un tiempo sin odios. Y cuando eso ocurra veremos a esos niños y su centinela musical, desaparecer en la alegría de otros niños, y en la bondad innata de un hombre que ya haya recuperado para siempre esa condición humana que le pertenece. Y de la cual, sin bullicio, sólo amor, nos entrega Ilse. Para siempre.

Gracias Carlos, por traer este poema a la mesa donde se recogen los milagros, por tu hermosísima traducción, por esa Antología que algún día plasmará en todo el planeta, la resurrección del dolor en vida.